De Cero a Cero

De Cero a Cero

Me reía de Ícaro, y yo fui detrás de él. Esta es la crónica de como me di cuenta de que no era invencible, y a la vez me llevaba el tortazo de realidad que necesitaba.

Durante este pasado año no es que quisiese tocar el sol, es que quería brillar más que él, deportivamente hablando estaba dispuesto a llegar a lo más alto. Todo empezó en enero, yo acababa de romper con mi novia y necesitaba algo, he de decir que durante la primera parte de la temporada me sentía mucho más atraído por todas las cosas que estaba aprendiendo en la universidad (expresión corporal, pilates, habilidades gimnásticas…), hasta me replantee que yo ya había cumplido con mi carrera deportiva y que no podría aspirar a más, pero todo cambió. En ese momento crítico decidí entregarme a lo que soy, deportista.

Me empecé a levantar algunos días a las 5 y media para poder entrenar antes de ir a clase, para después salir y volver a irme a entrenar, comía en la universidad la dieta que me decía mi nutricionista en tuppers, incluso hasta me afeite la cabeza (tenia mi amada melena por los hombro). Mentiría si dijera que no me encontraba bien, los resultados deportivos empezaron a llegar y además ese cuatrimestre lo aprobé todo con relativa facilidad, lo tenía todo.

Debería haber mantenido la cabeza fría pero, ¿21 años y conseguía todo lo que me proponía?, simplemente me subí al tren de mi ego. Me acuerdo perfectamente como cambió mi cabeza, hasta noté como dos cables pelados chocaron. Me empece a embrutecer mentalmente, cada vez que entrenaba o que competía me sentía como un animal, no me dejaba nada dentro. Solo había un resultado posible y era que yo reventase cada prueba que hacía, y en bastantes ocasiones eso era lo que pasaba, en solo 4 meses había bajado y rebajado todas mis anteriores marcas, volví a tener mínimas nacionales y cada día que pasaba yo era mas fuerte que el anterior.

No me voy a enrollar mucho mas con lo que paso esos meses, yo estaba más o menos centrado en lo que quería y todo iba mejor de lo que había previsto, y llego la confianza y mi primer error, me acomodé. Empecé a salir un poquito más de fiesta, empecé a trasnochar día si, día también, iba a la universidad solo para echarme las risas con mis colegas; si podía divertirme y seguía mejorando marcas ¿por qué iba a tener que parar? Ahora veo lo idiota que fui, hasta iba a algunas competiciones de resaca, y aún con esas seguía mejorando. Supongo que después de haberlo pasado mal al empezar el año me decía a mi mismo que eso era lo que merecía.

La mayor fuerza que tenía era mi cabeza, me sentía tan indestructible que hasta mi cuerpo se lo creía y volaba, pero como he dicho antes, llegó el tortazo de realidad. En mayo pille un gripazo del horror. Hasta ahí todo normal, si no fuese porque en la temporada anterior, se fuese todo a la mierda por enfermar en mayo, llegó el miedo, y con el la inseguridad. Mi familia, mi entrador, mi preparador, todos me decían que no pasaba nada, que tenía tiempo para reponerme y volver a la carga, pero yo ya había entrado en pánico y el pánico tiene una particularidad, que es letal. Deje de sentirme invencible, mi cabeza se quebró, como puede ser que YO que me sentía como una mala bestia me pusiese malo en las mismas fechas en las que todo se fue a la mierda la otra vez, sentía tanta impotencia al ver que la historia se podría repetir me paralizó tanto que ahora me doy cuenta de que fui yo el que dejo que eso pasara.

Si quería recuperarme para estar listo para el campeonato sabía que iba a tener que dar el 200% a recuperar mi forma física. Pero la enfermedad también me hizo darme cuenta de algo, los exámenes finales y los trabajos ya estaban ahí. No es que me pillase el toro, es que me violó brutalmente. Si lo que necesitaba en ese momento era tiempo, no lo tenía. Tuve que dedicar todo a intentar entregarlo todo para las fechas establecidas, mi amigo Alberto y yo hicimos un trabajo que normalmente llevaría 2 meses en 4 días. Acabamos imprimiendo el trabajo la misma mañana de entregarlo, y fue tanta la presión en mi cabeza que se lo dimos al profesor y yo me fui a casa, fiebre otra vez, solo dos semanas de «recuperación» y yo había vuelto a caer. Tuve que pasar otro fin de semana en cama y si mi cabeza tenía alguna duda estas desaparecieron el momento que me encontré llorando en mi cama de la impotencia que sentía.

Lo que vino después es yo dejando de entrenar para poder recuperar todas las horas que me había pasado riéndome en clase. Suspendí dos asignaturas y libré mucho más de lo que debería. Aunque seguía entrenando en el fondo yo sabía que ya daba igual lo que hiciese, me rendí. Mi ego fue el que me mato, ya no era invencible, solo un pobre idiota que voló demasiado cerca del sol. Y por si creerme el puto amo no fuese suficiente, compartí todos los entrenamientos en mis redes sociales, puta presión social.

Llego el campeonato y aunque los resultados no fueron malos, no eran lo que yo quería. En mi prueba reina ni siquiera me clasifiqué. Pero llegó lo que llevaba pidiendo mucho tiempo, mi fin de temporada, las vacaciones que necesitaba. Unas vacaciones que a día de hoy siguen siendo indeterminadas. Creo que mi cabeza sigue rota, aunque de vez en cuando noto esa chispa por volver, esas ganas de no rendirme, de levantarme y seguir andando mi camino. Ahora mismo me siento como un soldado sin guerra, como que solo valgo para entrenar y competir, y ahora que no lo tengo siento ese vacío dentro de mi que no consigo llenar.

Volveré, eso lo tengo muy claro, pero antes debo encontrarme a mi mismo otra vez, quiero saber quien es Jorge Sarabia sin el deporte, que puedo aportar al mundo. Esta semana llegué al limite y por eso he querido dejarlo por escrito, puede que ahora mismo no esté bien pero creedme que estoy buscando la solución.

Parte de este post va para Pablo, mi preparador, desde que pasó el campeonato me dijiste que escribiese porque creía yo que había fallado. Aquí tienes mis deberes, tarde, pero aquí están. Soy consciente de que mi cabeza se descontroló, que no supe gestionar mi vida deportiva, mi vida universitaria y mi vida social. No hace falta que me des mas collejas para que me dé cuenta de que he sido yo el que me he metido en este agujero, pero seguramente me tengas que ayudar a salir a collejas como no.

Por ultimo decir que si hay algo que me sigue manteniendo cuerdo es toda la gente que me rodea y que se que se preocupa por mi, mis padres, que por muchas desgracias que les lleve me siguen queriendo y me enseñan el camino a seguir; mi hermanita, mi otra mitad, sin ti no seria nadie y gracias a nuestra conexión sé que sobran las palabras; los subnormales de mis amigos, que no pierden oportunidad para sacarme de casa y hacer lo que mejor hacemos, el mongolo; Gonzalo mi entrenador, que siempre esta ahí para tomar un café conmigo y darme la perspectiva y la motivación que necesito; pequeñia, no te voy a decir nada que no te haya repetido mil veces, gracias por tanto. Y muchisima gente más, catalana, canaria, Novo, racinguista o never satisfied. Que sería de mí sin todos vosotros.

Esto es una declaración de intenciones, creedme, el sol volverá a brillar sobre mí.

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